viernes, 22 de mayo de 2015

BONUS TRACK IX (Cajón de sastre)



*Cuestión de representación. ¿Puede ser representativo un cine que recurre a una narrativa que abusa una y otra vez de los estereotipos? En todo caso, por cierto, representa a la época en que se construyó esa narración. Un ejemplo notorio del cine de la dictadura es la forma en que visualiza lo que considera grupos u organizaciones mafiosas. Tanto en “Don Carmelo il capo” (Juan Carlos Pelliza,1976) –en la que ya el título está sugiriendo el camino de las alusiones por venir- como en “A los cirujanos se les va la mano” y en “Cosa de locos”(Enrique Dawi,1981), se responde a un modelo pre-establecido, a una maqueta que repite hasta en el vestuario –los trajes negros, lisos o rayados; las poleras o camisas negras- lo establecido tanto por “El Padrino” (Francis Ford Coppola, 1973) como por las réplicas paródicas de la televisión argentina (en esa época Jorge Porcel interpretaba un personaje similar en un sketch de su programa semanal). Todos hablan en un cocoliche que mezcla indiscriminadamente el italiano con el castellano, todos simulan presencia amenazante y en el centro de su acción se encuentra la protección del grupo familiar. Difícilmente, incluso para la época, se vieran mafiosos exponiéndose a la mirada de esa manera. Sin embargo, la construcción simbólica ayuda: la imagen proyectada de décadas atrás, de otro país, de un formato de negocios ligado a la violencia que era ajeno, permitía encubrir las formas reales de violencia que operaban en el país en esos años, desplazándola a su vez de cualquier ligazón con razones políticas.


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