Inversión de roles. El victimario se
concede a sí mismo el lugar de víctima. Basados en el concepto de que la
seguridad es lo primordial -que, como se ve parece una preocupación que
trasciende las épocas-, se invierte no solo lo que ocurría en la realidad, sino
dentro de las mismas películas. El siguiente diálogo se desarrolla en
“Superagentes y titanes”(Adrián Quiroga, 1983):
(Jefe de Acuario)-Vamos a hacer una
experiencia: durante un mes no vamos a usar armas.
(Mojarrita)-¿Qué?¿Nuestras vidas no
valen nada?
(Jefe de Acuario)-No, no valen nada.
Aclaración necesaria: ese diálogo
corresponde a miembros de un grupo parapolicial que supuestamente se enfrentaba
con las fuerzas del mal y que no vacilaba en matar a sus “enemigos”. Además,
como si les hubieran importado las vidas de aquellos a los que mataron y que en
ese momento para ellos no valieron nada. Un detalle adicional: la decisión de
no usar armas se debe a la visita que va a efectuar a la organización, la
doctora Hoffman. Y la actitud de ocultar el uso continuo de las armas para un
informe favorable, recuerda lo ocurrido con la visita de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos en el año 1979, cuando buena parte de los detenidos
desaparecidos de centros clandestinos ubicados en la ciudad de Buenos Aires,
fueron trasladados por un tiempo a una isla del Delta del Tigre.
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