viernes, 24 de abril de 2015

BONUS TRACK IV (Cajón de sastre)


¿Casualidad o cinismo?


Es cierto. No resulta posible esperar sutilezas de parte de los militares, y mucho menos en un ámbito, que les resulta tan esquivo como la cultura. Películas con títulos tales como “Las turistas quieren guerra” (Enrique Cahen Salaberry, 1977) u “Operación comando” (Julio Saraceni, 1980) parecerían ser ejemplo suficiente de la manera en que los nombres trasuntan una ideología. Pero hay dos ejemplos todavía más interesantes, dispersos en un par de películas. En “Donde duermen dos, duermen tres” (Enrique Cahen Salaberry,1979), Marta consigue, luego de recibirse, un empleo en una empresa llamada “El orden”. Aunque no se sabe qué hace la empresa, “el orden” incluso contradice su acceso al empleo, en tanto se reafirma que la mujer debe permanecer en la casa, y que, en caso de trabajar, solo sirve para las relaciones públicas por su belleza. En realidad, el premio mayor se lo lleva “Los superagentes biónicos”(Adrián Quiroga, 1977). En un momento de la película, la agente Sirena es secuestrada por la banda de Alexis, el griego. Es llevada a una estancia ubicada cerca de la ruta 2, y una vez allí es encerrada en una celda donde la amenazan con ser torturada. El nombre de la estancia es “El Olimpo”, igual que uno de los campos de concentración utilizado por los militares para mantener ocultos y torturar a los secuestrados.

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